jueves, 24 de octubre de 2013

" El principe tigre" (por: Chen Jiang Hong)

En el corazón profundo del bosque, la tigresa llora la muerte de sus pequeños.
Unos cazadores los han abatido.No ha podido salvarlos. Desde ese día deambula
por el bosque con el corazón lleno de odio y de tristeza, merodeando por los poblados.

Una tarde ataca.destruye las casas, devora a los hombres y a los animales,
pero  nada parece calmar su cólera. Al contrario, al día siguiente, la tigresa ataca otro pueblo,
y luego otro y otro.
Al caer la noche se escuchan gritos de terror por todo el valle.

El rey ha preparado a su ejercito. Hace llamar a Lao Lao, una anciana
que sabe predecir el futuro tirando las varas de bambú y los guijarros.
"majestad, no enviéis a vuestro ejercito" , dice," Eso enfurecerá a la tigresa aún mas.
Sólo una cosa puede apaciguar  su cólera. Debéis ofrecerle a vuestro hijo Wen".
"Sacrificar a mi hijo?", exclama el rey.
"Os prometo que no le ocurrirá  ningún mal, Majestad":

El rey y la reina tienen roto el corazón, pero Wen no parece triste ni asustado.
Cuando termina su baño caliente tiene listo su equipaje.
La reina le da una pieza de jade para protegerle: "Allí donde estés, yo estaré contigo,
hijo mío".

Al amanecer, el rey acompaña a Wen hasta el gran bosque.
"Ahora, debes de continuar tu solo. Al fin de este puente se encuentra el
territorio de la tigresa. No tengas miedo. No te ocurrirá nada."

"No tengo miedo", responde Wen.
Cruza el puente y se adentra en el bosque.
Wen camina mucho rato.
Luego, fatigado, se duerme a los pies de un àrbol.

La tigresa siente el olor de Wen.
Se acerca sigilosamente para devorarle.
de golpe, algo le viene a la memoria.
Coge a Wen con su boca tal como lo hacía con sus pequeños.
Repentinamente toda su cólera desaparece.

Con mucho cuidado, la tigresa deja a Wen en el suelo...
... y se recuesta junto a él para darle calor.

"¿Tienes hambre?", le pregunta Wen al despertar, ofrecièndole las provisiones de su zurròn.
"¿Conoces la danza del Tambor Real?"
La tigresa, sin contestar, se lo lleva a través de la montaña,
justo hasta la entrada de una gruta.
La gruta es un pasaje...
...que conduce al corazón de su territorio. Wen está maravillado.

Un día, a la hora de la siesta, Wen descubre la punta de una flecha
en el pelaje de la tigresa. Ésta se levanta sobresaltada y ruge.
El hiriente recuerdo le despierta su cólera.
Parece dispuesta a devorar a Wen inmediatamente.
Pero en instantes los asustados ojos de Wen
le recuerdan a la tigresa la mirada de sus pequeños.
Su instinto de madre aflora.
Coge cuidadosamente  a Wen y le tranquiliza.

La tigresa no vuele a atacar nunca mas a los poblados.
Cuida de Wen día y noche y le enseña todo lo que debe saber un pequeño tigre.
Pasan las estaciones y Wen crece.
Pronto el bosque no tendrá secretos para él.

Pero en palacio, el rey y la reina están enfermos de tristeza.
Se preguntan si su hijo estará vivo.
Un día el rey no aguanta mas y envía al ejercito en su busca.

Los soldados se despliegan por el bosque...
... y encienden fuegos.
Wen la tigresa caen en una trampa.

Wen se interpone entre los soldados y la tigresa para protegerla.
"¡No disparéis!", grita. "Retroceded!".
De repente, se escucha una voz femenina: "¡dejadme paso!"
Es la reina. Atraviesa la fila de soldados y corre hacia su hijo.
Wen reconoce enseguida a su madre.

"Tigresa" dice Wen, "esta es mi otra madre.
las dos son mis madres, la una del bosque, la otra del palacio.
Ahora he de regresar  a palacio para aprender lo que deben saber los príncipes.
Pero volveré a menudo, porque no quiero olvidar lo que saben los tigres."

La tigresa se aleja lentamente y desaparece en el bosque.

Cada año, Wen regresa a ver a la tigresa, que le espera a la entrada de la  gruta.
Un día, vuelve con un niño en los brazos.
"Es mi hijo" le dice. Tenlo contigo el tiempo que sea necesario para enseñarle
todo lo que debe saber un tigre.

Entonces podrá convertirse en un príncipe".

4 comentarios: